Por fin hemos visto un concierto en el United Palace empleando ribetes y elementos de grandes producciones, evidencia de que esta vez no se han escatimado esfuerzos.
En los conciertos que tradicionalmente los dominicanos montan en el teatro United Palace se había hecho recurrente el prescindir de elementos escenográficos, montaje de luces y efectos visuales que enriquecieran las propuestas escénicas de los artistas que allí se presentan.
Pero claro está, que se trata de una iniciativa del artista, que guardando distancias y diferencias, está en la trilogía de las figuras dominicanas que más cuidan su imagen en un escenario.
Y cuando hablamos de trilogía, aludimos a los «monstruos» Romeo Santos y Juan Luis Guerra, que junto al Torito integran una tripleta de artistas exigentes, que procuran exponer siempre lo mejor, no importa el precio, el esfuerzo, o la inversión que haya que hacer.
El crédito, en todo caso, hay que concedérselo a ellos, porque si fuera por promotores y algunos empresarios, sus bolsillos sin fondo drenarían hasta el último centavo en provecho suyo.
Un día completo bajo lluvia, con lo que se repetía la historia de la segunda presentación de un Bohemio Cibaeño en el Gran Teatro del Cibao. Cualquiera pensaría que la naturaleza ha estado en contra del Torito. Pero si así fuere, Dios ha estado poniendo un paraguas sobre él, pues «lluvia no ha parado su fiesta».
Mientras más ha llovido, más gente ha ido a los conciertos de El Torito, en Santiago y Nueva York
Bueno, que no se trata de una presentación de «ni fu ni fa», y por ello desde su aparición en escena el público lo asumió de inmediato, a plenitud, con mucho disentimiento y desenfado.
Las dos funciones en el Gran Teatro del Cibao, y la de anoche en el United Palace, todas a casa llena, posibilitan dimensionar su figura en una proyección franca e indetenible sobre bases muy sustentantes, que le permite continuar ocupando un sitial único, como figura de nuestra música popular.