Nuevamente Héctor Acosta volvió a demostrar su poder de convocatoria al llenar el aérea de la piscina de Hotel La Mansión.
Eran las once de la noche y ya no había cupo, hubo que improvisar espacio para poder colocar más mesas.
Desde que sonaron las notas del primer merengue los presentes comenzaron a disfrutar del repertorio de este gran artista.
A las cuatros y media de la mañana bajo de la tarima dejando complacidos a los que pagaron por verlo.