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El Torito: Desbordó merengue y sentimiento en Salsa Con Fuego

“Merengue y Sentimiento”, tal y como se titula su más reciente producción, fue lo que Héctor Acosta desbordó en Salsa con Fuego, logrando que ese Goliat cayera rendido, pero satisfecho y con deseos de volver a ser enfrentado.

New York, (SL) -Crónica de una fiesta anunciada, el reloj marcaba las dos de la madrugada y aquella inmensa sabana llamada «Salsa con Fuego» presentaba un, a casa llena con un público, en su demasía joven y de diferente etnia, en un lugar donde para entrar no se paga y por «El Torito», esa noche, pagaron.

2:30 de la madrugada, ya la banda comenzaba a calentar sus instrumentos, mientras que de un confortable todo terreno y, a buenos pasos de la puerta principal, se desmontaba a quien esa noche todos esperaban.

No llegó como ladrón en la noche, ni utilizó la puerta trasera, lo hizo de frente transformando, con su humildad, la noche en día, para que su gente lo viera.

Su presencia convirtió aquello en un mitin presidencial, pero sin empujones, ni desorden; él era el firmamento y las luces del flash le hacían de estrellas.

Mientras los gritos y la música se medían en potencia, la seguridad forma un cordón humano, creando un estrecho pasillo desde la calle hasta la tarima, por donde comenzaba a desplazarse un sonriente y satisfecho gladiador, tan seguro como David que derrotaría a ese Goliat que dentro lo esperaba.

Arrancó la banda, mientras «El Torito» con su «honda» en mano, lanzó la primera piedra «Quizás si quizás no»; no fueron cinco piedras las que trajo en su repertorio, fue todo un arsenal de éxitos los que tocó uno por uno, sin robarle el tiempo a su público.

El escenario se prestaba para invocar la noche del bailador y así ocurrió, esa noche se bailó como en los mejores tiempos, a pesar de los diminutos espacios que para hacerlo se disponía.

La bachata puso el sentimiento, aunque no era su noche, pues el merengue se le impuso para dejar claro que en esa, como en cualquier otra chercha, sin merengue no hay fiesta.

«Merengue y Sentimiento», tal y como se titula su más reciente producción, fue lo que Héctor Acosta desbordó en Salsa con Fuego, logrando que ese Goliat cayera rendido, pero satisfecho y con deseos de volver a ser enfrentado.

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